sábado, 4 de enero de 2014

CONTEMPLACIÓN MEDITATIVA DEL PRINCIPIO Y FUNDAMENTO 3

1. Preámbulo
1.1. Oración preparatoria
“La oración preparatoria es pedir gracia a Dios Nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad”. [46]
1.2. Lectura atenta del texto
Fin de las criaturas: «LAS OTRAS COSAS SOBRE LA HAZ DE LA TIERRA SON CRIADAS» POR DIOS [23]
1.3. Pedir el fruto de una buena oración «Conocimiento interno del fin para que han sido hechas las cosas y gracia para usarlas sólo para ese fin»
2. Meditación
2.1. Ver a las personas, como si uno estuviese allí. Ubicarse en la escena, paisaje, personaje, situación, movimientos, etc. (Composición del lugar) «Ubicar al Señor dando posesión del paraíso a Adán»
2.2. Punto 1 «Origen de las Criaturas»: Todas vienen de Dios; todo cuanto acaece, sucesos y circunstancias, objetos vivos e inorgánicos, relaciones sociales, etc… Todo fue sacado del «fiat» creador de Dios. Conviene meditar el libro de Job: «Desnudo nací y desnudo he de volver a la tierra», «Dominus dedit, Dominus abstulit; sicut Domino placuit ita factum est. Sit nomem Domini benedictum» (Job 1, 21)
2.3. Punto 2 Las cosas han sido hechas «PARA EL HOMBRE Y PARA QUE LE AYUDEN EN LA PROSECUCIÓN DEL FIN PARA QUE ES CRIADO»: Consecuentemente, todas las cosas le pertenecen a Dios, no son mías. Es, entonces una verdadera usurpación el querer usarlas como cosa propia y ejercer sobre ellas nuestro dominio absoluto. No debiéramos atrevernos a usar el pronombre posesivo mío. Lo primero que debemos inquirir es la voluntad del Señor sobre las criaturas. El único Señor es Dios, que no puede abdicar de sus derechos y es necesariamente el fin último. El fin inmediato de todo. El uso y el beneficio de las cosas lo cede al hombre generosamente, para que, usando de ellas rectamente, a saber, para gloria de Dios. Todo debe cooperar a nuestra ayuda: todo debe glorificar a Dios, y es la gloria «clara notitia cum laude» (Santo Tomás de Aquino): conocimiento claro acompañado de alabanza.
2.4. Punto 3 «¿Cómo nos ayudan a conocer y amar a Dios?»: Nos ha concedido Dios tres cosas, un triple cetro, con el cual podemos dominar como reyes a todas las criaturas y obligarlas a ayudarnos a la prosecución de nuestro fin: LA CONTEMPLACIÓN, EL USO RECTO Y LA ABSTENCIÓN. Por la contemplación de las criaturas nos podemos elevar a la contemplación del Creador, viendo en ellas a Dios, conociendo sus perfecciones, estudiando sus designios sapientísimos y amorosísimos, ampliando y perfeccionando en este estudio la idea que de Dios teníamos: «Es evidente que podemos proceder así, puesto que todas y cada una de las criaturas son por naturaleza obras, noticias, vestigios, manifestaciones de Dios… La creación visible entera es una imagen sensible, una lección práctica acerca de Dios» (Meschler) Nos enseña San Juan Crisóstomo: «Qué gran necedad es arrodillarse ante la hermosura de las criaturas y quedarse en ellas, sin levantar los ojos de la mente a Aquel que las hizo, ni creer a Pablo, que dice: las perfecciones invisibles de Dios se han hecho visibles después de la creación del mundo por el conocimiento que de ellas nos dan las criaturas. ¿Qué dices, hombre? ¿Al ver el cielo te admiras de su hermosura, de la variedad de los astros, de su resplandor? No te pares ahí, sino levanta tu mente al mismo Creador» De este modo usaban en grado admirable los santos a las Criaturas, baste de ejemplo a San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja. Las cosas son como la dote que nos da el Padre, para nuestro uso y consumo, pero también aprender mediante la recta razón su uso correcto. La templanza me impone una regla inflexible, que me hace abstenerme de todo cuanto en alguna manera es vicioso; guardándola no peco, obedezco a Dios, me salvo. Pero, en el campo amplísimo de las cosas no prohibidas, sino lícitas, de las que puedo abstenerme por amor de Dios, haciéndole obsequios muy gratos, dándole mucha gloria y atesorando gran caudal de méritos. Hemos de cumplir el «omnia subiecisti sub pedibus eius»: todo lo pusiste bajo nuestros pies para que nos sirviesen de escabel para subir al cielo. «Cum anima creaturam desiderat, continuam famem habet: quia licet quod de creatura desiderat adipiscatur, vacua tamen remanet, quia nihil est quod eran impleat nisi tu, Domine, ad cuius imaginem est creata» (San Agustín)
2.5. Dejarse interpelar por el misterio contemplado en la propia vida (Participación cordial)
3. Conclusión: Coloquio y Examen
3.1. Coloquio con Dios nuestro Señor, pidiendo perdón por el mal uso que de las criaturas hemos hecho y gracia abundante para en adelante servirnos de ellas, para lo que se nos han dado
3.2. Sacar un propósito concreto que pueda mover la voluntad (Transformación de la voluntad)
3.3. Hacer un examen acerca del transcurso de la oración (concentración, distracciones, aspectos importantes descubiertos, etc.) Se acaba rezando el PADRE NUESTRO.
EXAMEN DE LA ORACIÓN
1. ¿Preparé suficientemente el ejercicio que acabo de realizar? Si no lo hice suficientemente y bien... ¿por qué? ¿Qué he de hacer para corregir esta situación?
2. ¿Dispuse todos los medios y ayudas que conozco para realizar un buen ejercicio? (Posición, medios para entrar en la oración, silencio, tiempo, textos, etc.)
3. El tiempo que estuve en oración ¿fue adecuado? ¿Me levanté antes del tiempo previsto?
4. ¿Me sentí realmente acompañado en la oración? ¿Fue un diálogo o un monólogo? ¿Salgo de la oración crecido en fe y/o esperanza y/o amor?
5. ¿Tengo alguna inquietud o preocupación especial que haya de comentar con quien acompaña los ejercicios?
6. ¿Hay algunos puntos en los cuales sentí especialmente gusto al meditar? ¿Cuáles? ¿Algunos que quieras seguir gustando? ¿Cuáles?
7. ¿Hay algunos puntos en los cuales sentí especial dificultad o repugnancia al orar? ¿Cuáles?
8. Haz una revisión de las actividades de tu día. Se puede chequear en el orden de las cosas que se fueron haciendo.
9. ¿Qué fue lo que más te llamó la atención en el di a de hoy? ¿Por qué?
10. ¿Dónde encuentras más fácilmente la presencia de Dios?
11. ¿Dónde crees que te alejas más de Dios? ¿Por qué? ¿Cuál puede ser la raíz de ese alejamiento?
12. La pregunta fundamental e importante: ¿qué descubro que está haciendo el Espíritu de Dios hoy en mí? ¿cómo he colaborado y cómo he estorbado la acción de Dios?

No hay comentarios:

Publicar un comentario