De un tiempo a esta
parte, se ha extendido la idea de que la práctica de la comunión en la mano
tiene su origen en la Iglesia primitiva. A continuación, transcribimos una
entrevista concedida en 2011 a Radio María Alemania por S.E.R. Athanasius
Schneider, experto en Patrística y obispo auxiliar en Kazajistán, donde explica
que dicha idea es errada. En palabras de Mons. Schneider: "La
comunión en la mano no tiene nada que ver con la Iglesia primitiva, es de
origen calvinista".
Athanasius Schneider
tiene 50 años, nació en Kirguistán y desde 2006 ha ejercido como obispo
auxiliar en dos diócesis de Kazajistán, una ex república soviética con un 26%
de población cristiana, mayoritariamente ortodoxa, pero con una pujante
comunidad católica.
Recientemente,
monseñor Schneider, quien es experto en Patrística e Iglesia primitiva, explicó
en la emisora de Radio María en el sur del Tirol las diferencias entre la forma
de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la
mano.
Según afirmó, esta
costumbre es "completamente nueva" tras el Concilio Vaticano II y no
hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos, como se ha
sostenido con frecuencia.
En la Iglesia
primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano
estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con
la lengua: "Era más una comunión en la boca que en la mano", afirmó
Schneider. De hecho, tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la
mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono
supervisaba esta operación.
Jamás se tocaba con
los dedos: "El gesto de la comunión en la mano, tal como lo conocemos, hoy
era completamente desconocido" entre los primeros cristianos.
Origen
calvinista:
Aun así, se abandonó
aquel rito por la administración directa del sacerdote en la boca, un cambio
que tuvo lugar "instintiva y pacíficamente" en toda la Iglesia. A
partir del siglo V, en Oriente, y en Occidente un poco después. El Papa san
Gregorio Magno en el siglo VII ya lo hacía así, y los sínodos franceses y
españoles de los siglos VIII y IX sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.
Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. "Ni Lutero", que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, "lo habría hecho", dijo el obispo kazajo: "De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos".
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